Un grupo de excursionistas, en una ruta nevada. Nieve, excursión, aludes, montaña, montañeros

Mantener la calma, desprenderse de los palos y los esquís y realizar gestos de natación. Estos son algunos de los consejos para intentar salir con vida de un alud de nieve que están incluidos en una guía que acaba de editar la Agencia Estatal de Mteorología (Aemet). La publicación incluye desde información básica sobre cómo se forman los desprendimientos, las zonas de mayor riesgo –entre las que incluye Picos de Europa– medidas de prevención y, finalmente, qué hacer si se está envuelto en un manto de nieve que se desliza a velocidades de hasta 300 kilómetros hora.

La introducción precisa que los aludes están presentes en distintas cordilleras ibéricas (Pirineo, Cordillera Cantábrica, Sistema Central, Sierra Nevada, Macizo Galaico) pero que «es especialmente en el Pirineo de Huesca, Lleida y Girona y también en los Picos de Europa donde se registran con más frecuencia y donde han tenido históricamente un mayor impacto social y económico». Reconoce que en el entorno de las de las estaciones de esquí el riesgo está controlado gracias a las acciones preventivas que se desarrollan. El espesor, la estructura interna de la nieve o su composición, junto con el viento y otros factores externos como la inclinación de la ladera o la presencia de árboles ayudan a determinar la estabilidad de la nieve.

ANTES DE SALIR

La guía aconseja organizar una salida o excursión adaptada al nivel físico, psicológico y técnico de los componentes del grupo. El primer paso sería revisar que el equipo y el material sean los adecuados y que permitan estar preparado para un posible cambio en las condiciones meteorológicas. Hay que tener en cuenta que en la montaña siempre se puede producir un accidente por lo que recomienda llevar botiquín, manta térmica y suficiente comida y bebida. En pleno invierno, los expertos señalan que se ha de llevar un equipo de búsqueda de víctimas de aludes (ARVA), junto con una pala y una sonda y haber investigado previamente cómo se usa.

Otras dos medidas de seguridad imprescindibles son comunicar a alguien el itinerario y los horarios previstos y consultar los boletines de información meteorológica de montaña y nieve.

EN RUTA

La guía de aludes señala que es aconsejable iniciar temprano la ruta y que, una vez en marcha, ningún excursionista debe quedarse solo. Antes, se debe activar el equipo de búsqueda de víctimas de aludes y comprobar que otros reciben la señal. Durante la salida, los montañeros tienen que estar atentos a las condiciones meteorológicas y observar si hay cambios en la temperatura o en la velocidad del viento, si la nieve es reciente, si el aire produce algún efecto sobre el manto o en las acumulaciones de nieve que se producen en las cornisas.

La elección final del itinerario, según esta publicación, tiene que depender siempre de las condiciones de la nieve y la topografía. La inclinación de las laderas es lo primero a tener en cuenta, ya que las más peligrosas son las que tienen una inclinación entre 35 y 40 grados. También sugiere evitar zonas con cambios de pendiente, las laderas de sotavento, los corredores… La vista es un sentido fundamental en la prevención. Durante la marcha, los expertos afirman que se pueden buscar indicios de aludes y comprobar qué laderas están sobrecargadas de nieve.

CÓMO CRUZAR ZONAS DE RIESGO

¿Qué hacer si pese a todas las precauciones, finalmente, la ruta llega a una zona de riesgo? Quitarse las sujeciones de los esquís, los palos y los cinturones de cintura y pecho y una corre del hombro de la mochila. Aumentar la distancia entre los miembros del grupo. No perderse de vista. Parar solo en una parte segura. Progresar con suavidad evitando giros bruscos o caídas.

ESTOY EN UN ALUD, ¿QUÉ HAGO?

Si ninguna de las medidas preventivas ha surtido efecto y, finalmente, alguien se ve envuelto en un alud, ¿cómo debe reaccionar? Lo primero es intentar escapar lateralmente y tratar de engancharse a algún obstáculo. El objetivo es mantenerse a flote, por encima de la nieve, por lo que los gestos de natación ayudan a permanecer en la superficie. Para lograrlo hay que desprenderse de los palos, los esquís o la tabla. Al mismo tiempo, es imprescindible proteger las vías respiratorias cerrando la boca.

Cuando la avalancha se detenga, si alguien ha quedado atrapado debe crear delante de la cara una bolsa de aire, abriendo un espacio con las manos y los brazos. Si algún miembro del grupo ha conseguido escapar, tendrá que marcar los puntos exactos donde vio por última vez a los desaparecidos y buscar indicios.

Toda esta labor es básica porque la supervivencia de un atrapado por encima de los 45 minutos es mínima. Más de tres cuartos de hora solo resisten a la asfixia los que tienen una amplia bolsa de aire, pero pueden fallecer por hipotermia. Sin embargo, para una persona que no haya sufrido lesiones mortales, la posibilidad de resistir en los 15 primeros minutos se dispara al 93%. La probabilidad de supervivencia decrece muy rápidamente, al 25%, por eso la guía de Meteorología insiste en que «el autosocorro es la medida más eficaz para conseguir el rescate con vida de un accidentado, ya que el tiempo requerido para recibir ayuda externa es a menudo excesivo.

http://www.asturias24.es/secciones/vivir/noticias/como-sobrevivir-a-un-alud-en-picos-de-europa/1419601449